jueves, 24 de septiembre de 2009

Partido Mundial 2006: Italia-Alemania

Scusi figlio mio

GROSSO Y DEL PIERO DEJARON A ALEMANIA EN SILENCIO. ITALIA GANO 2-0 EN EL COMPLEMENTARIO, ALARGO SU PATERNIDAD MUNDIALISTA SOBRE LOS GERMANOS Y SE GANO EL DERECHO DE ESTAR EN LA FINAL DE BERLIN ESTE DOMINGO

FABRICIO TORRES DEL AGUILA

DORTMUND. Lippi mandó al diablo el 'catenaccio'. Se olvidó de que Italia es más conocida por defender que por ir al ataque, y propuso una fórmula inédita luego de concluir que la única manera de hacer goles es cruzando la mitad de la cancha.

Por eso, cuando en el banco alemán ya le preparaban el papelito salvador de los penales a Lehmann, y cuando el mundo aguardaba una nueva definición, don Marcello se olvidó de la lógica y metió toda la carne en el asador. Cuatro tipos con olfato de área para los últimos quince minutos. Todo o nada. A matar o morir. De pie o en el suelo. Así aseguró su boleto a una nueva final de Copa del Mundo.

La 'Nazionale' mantuvo con ello la paternidad sobre Alemania en mundiales tras este 2-0 tan merecido como sufrido. Son cuatro partidos, y tres victorias consecutivas desde 1970. Además, y por si fuera poco, borró de un plumazo el histórico dato que decía que en esta ciudad, en este estadio, la 'Mannshaft' jamás había pedido un solo encuentro.

Volvamos a esos quince finales. Lippi había sustituido a Camoranesi (volante) por Iaquinta (delantero) para meter un hombre de punta que acompañara a Gillardino. Mal no le iba, pero faltaba más. Y de eso se convenció luego de ver cómo los remates del número 11, primero, y de Pirlo, después, pegaban en los palos. Fue ahí que decidió jugarse íntegro. No sacó a Totti, sino que mandó al banco a Perrotta y metió a Del Piero, para muchos un ex jugador, pero de una calidad impresionante.

Con ellos cuatro Italia se fue encima de Alemania, que ya había jugado los mismos cambios que le dieron resultado ante el equipo de Pekerman. Cábala o no, parecía que 'Klinsi' y los suyos confiaban más en las manos de Lehmann que en lo que pudieran hacer en ese último tramo del partido. Por eso, cuando Italia metió quinta con un pulmón extra, a los teutones se les complicó la noche.

La apuesta ofensiva tuvo su premio. Una genialidad de Andrea Pirlo, que fue amagando sobre el borde del área, dejó solo a Fabio Grosso para que este, de un hermoso zurdazo, hiciera justicia en el marcador a pocos minutos de los penales.

El estadio, lejos de silenciarse, estalló en júbilo. Miles de italianos y no italianos explotaron mientras los aficionados teutones vivían, incrédulos, el fin de su alegría.

Igual Alemania intentó en ese pedacito de partido que quedaba. Ballack tuvo una jornada generosa, pero le falta talla -y algo de calentura corporal- para ponerse el equipo al hombro.

Por eso pienso que esta noche el fútbol ha hecho justicia. No hubiera sido correcto que tipos como Friedrich, Metzelder o Neuville, por citar a algunos que no son conocidos más allá de este país, tengan la posibilidad de ser campeones del mundo.

Este equipo tuvo once guerreros que fueron superiores a Costa Rica, Polonia, Ecuador y Suecia (es decir, les ganó a los de mitad de tabla para abajo), pero todavía no tenía talla para dar un salto más trascendente.

Cuando Materazzi festejó el golazo de Del Piero abrazando al árbitro por la cintura, entonces entendimos que el triunfador en esta noche de Dortmund había sido el fútbol.